- Paso 1: La contraseña que podés recordar
Olvidate de esas contraseñas imposibles con símbolos raros que te obligan a resetear cada dos semanas.
La clave está en crear una frase larga que sólo vos conozcas. Pensá en algo como “MiPrimerAutoFueUnFiatUno1998-“ – tiene mayúsculas, minúsculas, números y un símbolo. Es suficientemente larga para que sea segura, pero la podés recordar.
Lo importante es que no uses la misma contraseña para el banco que para Netflix.
Si te cuesta recordar varias, anotá en un cuaderno que guardes en tu casa, una frase que te ayude a recordar. Por ejemplo:
“La contraseña del banco es la de mi primer auto”
De esta forma no corres el riesgo de que algún curioso mire tu cuaderno y la descubra.
Por más que esa persona sepa que tu primer auto fue un Fiat Uno, jamás va a poder descifrar la combinación de mayúsculas, números y símbolos que usaste.
No la guardes en el celular. Un papel en tu poder es más seguro que una app que no entendés.
- Paso 2: El segundo candado
La verificación en dos pasos suena complicada, pero en realidad es simple: además de tu contraseña, el banco te pide un código que llega a tu celular.
Es como tener dos llaves para abrir la puerta de tu casa – si alguien consigue una, todavía necesita la otra.
Activá esta opción en la app de tu banco, usualmente está en “Configuración de seguridad” o “Verificación en dos pasos” o “2FA” (segundo factor de autenticación).
Hay diferentes opciones:
Aplicaciones en el celular que te dan un código que se renueva cada unos segundos
Mensajes de SMS o Whats App.
La opción de una aplicación segura en tu celular es la mejor opción. Los SMS tienen cierto tipo de riesgo.
Pero si no entendés como configurarla o como funciona, un mensaje de SMS es mejor que nada.
NUNCA COMPARTAS EL CÓDIGO QUE TE LLEGA. Usalo para entrar en tu cuenta y luego elimina el mensaje.
Sí, va a tomarte un minuto extra cuando entres, pero ese minuto es lo que evita que alguien en otro país vacíe tu cuenta mientras dormís.
- Paso 3: Aprendé a reconocer los engaños
Los hackers no suelen entrar por la fuerza bruta, entran porque les abrimos la puerta.
El truco más común es el mail o mensaje que parece del banco, con un link que te pide que actualices tus datos.
Tu banco jamás te va a pedir que hagas clic en un link para ingresar tu contraseña completa. Si recibís un mensaje sospechoso, andá directamente a la app oficial de tu banco o llamá al número que conocés, no al que te mandan en el mensaje. Confiá en tu sentido común – si algo te parece raro, probablemente lo sea.
También hay que tener cuidado con llamadas, SMS, mensajes de WhatsApp, etc. Nunca confíes en nada ni nadie que diga que tenga que ver con tu banco.
Cualquier duda que te surja, simplemente te acercas a la sucursal de tu banco, o llamás a los números oficiales que suelen aparecer en las facturas o tarjetas de crédito y débito.
La seguridad perfecta no existe, pero pasar de estar completamente expuesto a tener protección básica es más simple de lo que parece. No se trata de convertirte en experto en tecnología, se trata de aplicar medidas sensatas que realmente funcionen. Tu dinero se lo merece.
- Tips extras
Usar redes seguras: evitar hacer operaciones bancarias desde Wi-Fi público inseguro.
Si vas a hacer una operación bancaria, que sea desde tu casa, en una red Wi Fi privada que conozcas y esté protegida por contraseña. O utiliza los datos móviles de tu celular.
Es importante mantener actualizado el sistema operativo y el antivirus, algo clave para evitar malware.
Si te interesa profundizar en seguridad digital, o simplemente no querés andar anotando frases en cuadernos, en próximas guías vamos a hablar de gestores de contraseñas. Porque, al fin y al cabo, la contraseña más segura es la que ni siquiera vos conocés.